¿Para qué se utilizan los activos privados en las carteras de inversión? ¿Qué tipos de inversores deberían usarlos? ¿Realmente pueden ofrecer protección contra la volatilidad del mercado? Estas fueron algunas de las preguntas clave que se intentaron responder en una serie de mesas redondas acera de los activos reales y privados durante la primera Natixis Thought Leadership Summit celebrada en París.

Es cierto que las inversiones en estas «alternativas» —bienes inmuebles, infraestructura, capital privado y deuda privada— no han sido inmunes a los vaivenes macroeconómicos. «El mercado del Reino Unido perdió alrededor de un 20 % de su valor en los últimos cuatro meses de 2022, lo que supone una gran contracción», aseguró Rob Wilkinson, CEO de la sociedad especializada en bienes inmobiliarios AEW.

Para algunos, esto ha sido un duro recordatorio de los peligros que conlleva la complacencia en lo que se refiere a la volatilidad del mercado, después de una década de bajos niveles de inflación y tipos de interés reducidos. Sin embargo, como señalaron otros participantes, los activos privados no se vieron afectados por las turbulencias del mercado de 2022 en la misma medida que las acciones y los bonos; debido a su naturaleza, los activos no cotizados no están sujetos a operaciones diarias en el mercado, por lo que tienden a ser menos volátiles que los activos públicos.

De hecho, el panel estuvo de acuerdo en que, para los inversores institucionales que buscan rendimiento, flujos de efectivo estables y predecibles, la decorrelación de las clases de activos tradicionales y la reducción de la volatilidad en comparación con los mercados de valores, el atractivo de las inversiones alternativas sigue siendo el mismo.

Gwenola Chambon, CEO de Vauban Infrastructure Partners, con sede en París, explicó: «Más que ninguna otra cosa, las infraestructuras ofrecen una cobertura contra la inflación, y los flujos de efectivo de las infraestructuras van a aumentar porque estamos en un entorno de mayor inflación».

Acceso a todas las áreas
La demanda de activos privados también sigue siendo sólida, y hay mucha «pólvora seca», o sea, efectivo que ha sido entregado por los inversores, pero que aún no ha sido utilizado por los gestores de inversiones para ser asignado a una inversión específica.

Según la McKinsey Global Private Markets Review, los activos bajo gestión totales de los mercados privados alcanzaron los 11,7 billones de dólares en 2022, lo que supone una tasa de crecimiento anual de casi el 20 % desde 2017. En el segundo trimestre de 2022, la pólvora seca superó los 3 billones de dólares, lo que refleja un aumento interanual del 8,4 % y marcó el octavo año consecutivo de crecimiento1.

También la normativa se está moviendo en esta dirección, lo cual parece apoyar la democratización del acceso a los activos privados por parte de los inversores minoristas. Por ejemplo, se espera que la segunda versión de la etiqueta ELTIF (Fondo Europeo de Inversión a Largo Plazo) de la Unión Europea se ponga en marcha a finales de año.

Sin embargo, los «inversores individuales» son un segmento de clientes muy amplio, con diferentes grados de sofisticación y perfiles de riesgo. El perfil de una persona de alto patrimonio neto, por ejemplo, está mucho más cerca del de un inversor institucional que el de un inversor minorista. Este es el motivo por el cual, al menos por el momento, los activos privados siguen siendo estando en gran medida en manos de las instituciones.

«Aunque los activos cotizados se reparten de manera equilibrada entre los inversores institucionales y los minoristas, no se puede decir lo mismo de los activos no cotizados, de los cuales más del 95 % están en manos de las instituciones», aseguró Marc Romano, Jefe de Fondos de Capital Privado de Mirova, una sociedad especializada en inversiones sostenibles con sede en París.

Luego tenemos la «prima de iliquidez»: el sacrificio del potencial de obtener unos mayores rendimientos que el de los activos más líquidos frente a una relativa facilidad de valoración y la capacidad de realizar transacciones, así como la posible dificultad para encontrar compradores y vendedores. Por decirlo de una manera simple, muchos inversores individuales no están familiarizados con el período de tenencia más largo típico de unas inversiones más ilíquidas.

Benoit de Kerleau, socio gerente del especialista en capital privado Flexstone Partners, aseguró: «El nivel de riesgo asumido por el inversor tal vez debería modularse de acuerdo con el tipo de cliente; institucional o privado».

La educación es fundamental
Fundamentalmente, los inversores individuales necesitan saber en qué están invirtiendo. Por lo tanto, recae en el distribuidor, ya sea un banco privado o una plataforma de inversión, la responsabilidad de proporcionar la información correcta para cada cliente, y mientras más complejo es un producto, más educación debe proporcionar el proveedor.

«En un mundo ideal, lo que quieres es que todos los inversores minoristas puedan acceder a todos los activos privados», afirmo Frédéric Nadal, CEO del especialista en deuda privada MV Credit. «Sin embargo, todo depende de la información, de la elección de tu distribución o los intermediarios... y el nivel de complejidad de la [inversión]. Esta claro que no podemos arriesgarnos a vender algo a alguien que no entiende el producto subyacente».

Marc añadió: «La propuesta de inversión es la misma para los inversores institucionales y minoristas, con niveles de riesgo similares... pero el embalaje es diferente».

Sin embargo, los inversores que entienden los riesgos y las permutaciones de invertir en activos privados, y que se asocien con los expertos adecuados, cuentan con diversas maneras de acceder a este tipo de inversiones. Por ejemplo, hay un número cada vez mayor de soluciones sostenibles que invierten en la economía real, como paneles solares, tranvías o edificios.

«El sector que actualmente tiene mayor actividad en Europa es la transición energética», aseguró Gwenola. «Hay una gran cantidad de regulación que incentiva las oportunidades para adaptar las infraestructuras existentes a la nueva era de objetivos netos de carbono cero. Nuestras infraestructuras actuales se construyeron en una época en la que teníamos unos costes de energía bajos... tenemos que abordar este problema adaptando las infraestructuras existentes y concibiendo nuevos tipos de inversiones en infraestructuras».

Además, muchos gestores de activos están integrando ahora por defecto los criterios ESG en su enfoque de inversión, motivados por el aumento de la demanda por parte de sus clientes, el mercado y la regulación. AEW, por ejemplo, está intentando mejorar la eficiencia energética de sus edificios para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, pero también se está centrando en unos impactos sociales más amplios.

«La realidad es que el sector y los mercados nos están obligando a asegurarnos de que nuestros edificios sean eficientes desde el punto de vista energético», explicó Rob. «Mientras más gente quiera invertir en un activo que sea más verde... y más gente quiera estar en edificios más verdes, más mejorarán nuestros rendimientos».

Como concluyó Frédéric: «La revolución en el campo de los factores ESG tendrá que venir de la mano de inversores individuales, probablemente con la ayuda de algunos incentivos fiscales de los gobiernos que los animen a invertir en estas estrategias».

Vauban, Flexstone, Mirova, AEW y MV Credit son filiales de Natixis Investment Managers y forman parte de nuestro.

GLOSARIO
  • Transición energética: la transformación del sector energético mundial desde unos sistemas de producción y consumo de energía basados en combustibles fósiles a unas fuentes de energía renovables. El cambio en las fuentes de energía no renovables como el petróleo, el gas natural y el carbón a energías renovables, como la eólica o la solar, es posible gracias a los avances tecnológicos y a un interés social por la sostenibilidad.
  • ESG: el término ESG (las siglas en ingles de medioambiental, social y de gobernanza) se utiliza ampliamente en el sector de las inversiones para describir tres tipos de factores no financieros que pueden afectar el rendimiento financiero de una empresa o un valor:
    • Medioambiental» puede incluir factores relacionados con las energías renovables, la reducción de las emisiones de carbono, la gestión del agua, el control de la contaminación y otras preocupaciones ecológicas.
    • Las consideraciones sociales pueden estar relacionadas con las prácticas laborales, los derechos humanos, la responsabilidad social corporativa, la protección de datos, las prácticas de venta o las cadenas de suministro corporativas.
    • Las cuestiones de gobernanza pueden incluir la composición de los consejos de administración, las políticas contra la corrupción, la estructura de auditoría, el pago de los ejecutivos o los derechos de los accionistas.
  • Integración ESG: se refiere a estrategias que integran factores ESG en el análisis fundamental para buscar alfa y gestionar el riesgo, o que utilizan temas sostenibles para identificar oportunidades de inversión. Algunas estrategias ESG también intentan excluir tipos específicos de inversiones.
  • Prima de iliquidez: la idea de que, a cambio de unos rendimientos potencialmente más altos que los de los activos más líquidos, las inversiones en activos privados pueden ofrecer una serie de beneficios, como la diversificación de la cartera o unos flujos de efectivo más predecibles, ya que pueden estar vinculados a la inflación durante la duración de un contrato a más largo plazo. Por supuesto, la relativa facilidad de valoración y la capacidad de realizar transacciones, así como la potencial dificultad para encontrar compradores y vendedores, son factores que contribuyen a la iliquidez del activo.
1 Fuente : McKinsey, 2023, https://www.mckinsey.com/industries/private-equity-and-principal-investors/our-insights/mckinseys-private-markets-annual-review

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