¿Qué eventos macroeconómicos importantes marcaron 2024?
El año 2024 estuvo marcado por varios eventos macroeconómicos importantes. En Estados Unidos, la victoria de Donald Trump tras una campaña presidencial muy disputada reavivó las incertidumbres económicas. Fiel a su plataforma, el nuevo presidente anunció su disposición a implementar aranceles más altos para reequilibrar el comercio global, aumentar la desregulación y una política fiscal acomodaticia, a pesar de un alto déficit federal. En el ámbito económico, el crecimiento fue sorprendentemente robusto, promediando alrededor del 3% para el año, a pesar de una política monetaria restrictiva. Sin embargo, señales mixtas del mercado laboral llevaron a la Reserva Federal a iniciar un ciclo de recortes de tasas desde septiembre, marcando un giro en su política monetaria.
En la Eurozona, el crecimiento se mantuvo débil en general, con la actividad frenada por altos precios de la energía y un sector industrial presionado. España se destacó con un crecimiento del 1.6%, en contraste con el 0.3% registrado por el bloque franco-alemán. En Francia, el déficit presupuestario alcanzó alrededor del 6% del PIB, impulsado por un alto gasto público y una inestabilidad política caracterizada por elecciones legislativas anticipadas y varios cambios ministeriales. En este contexto, el BCE prevé un retorno a tasas neutrales en 2025. Sin embargo, podría considerarse una relajación monetaria más pronunciada si se intensifica la debilidad económica de la región.
En China, la desaceleración se intensificó, con el crecimiento cayendo al 4.6% en el tercer trimestre. La crisis en el sector inmobiliario empeoró, con el inicio de construcciones cayendo un 23% durante el año. Aunque se introdujeron medidas de estímulo en septiembre, su impacto sigue siendo limitado. El consumo interno sigue siendo débil, y las perspectivas económicas del país ahora dependen en parte de la nueva política comercial de la administración Trump.
¿Cómo han funcionado los mercados financieros en 2024?
En 2024, los mercados financieros se caracterizaron por dinámicas contrastantes en las principales regiones económicas. En Europa, el mercado de acciones ganó un +6.0%, impulsado al inicio del año por esperanzas de un ciclo de recortes de tasas y sólidas publicaciones de ganancias. Sin embargo, la segunda mitad del año se vio afectada por preocupaciones económicas, políticas y geopolíticas: las crisis políticas en Francia y Alemania, la elección de Donald Trump y sus amenazas de aranceles, la propagación de conflictos en Ucrania y el Medio Oriente, y el débil consumo chino.
El CAC 40 sufrió (-2.15%), penalizado por la inestabilidad política en Francia y la desaceleración en el sector de bienes de lujo, que está fuertemente expuesto a China. En Estados Unidos, los mercados alcanzaron máximos históricos, con el S&P 500 en +33.1% y el Nasdaq en +34.3% (en moneda local), impulsados por un ciclo de recortes de tasas y un crecimiento económico robusto (PIB del segundo trimestre: +3%, tercer trimestre: +3.1%). La elección de Donald Trump ha aumentado el optimismo, particularmente en los sectores de tecnología y financiero, debido a las expectativas de desregulación y recortes de impuestos.
Por sector, el sector bancario europeo (+26%) fue el mejor desempeño, impulsado por sólidas ganancias, una reanudación de la actividad de fusiones y adquisiciones y un ritmo más lento de recortes de tasas de interés. El sector de seguros (+18.2%) se benefició de su naturaleza defensiva, a pesar del impacto de desastres naturales. Por el contrario, los sectores automotriz (-12.2%) y de materiales básicos (-11.3%) fueron penalizados por la competencia de China y una demanda allí más débil de lo esperado.
¿Cómo podemos analizar las valoraciones actuales del mercado estadounidense? ¿Cuál es la perspectiva para el próximo año?
Las valoraciones actuales del mercado estadounidense están alcanzando niveles altos, con el S&P 500 mostrando un ratio precio/ganancias (P/E) de 22x, muy por encima de su mediana de 20 años de 16x. Esta prima está acompañada por una concentración marcada: solo el 31% de las acciones en el índice superaron en 2024, recordando la burbuja de Internet de 1999-2000. Las empresas de mega capitalización dominan el rendimiento, pero casi el 40% de su capitalización está bajo investigación antimonopolio, lo que aumenta los riesgos.
Las perspectivas siguen siendo limitadas, con Goldman Sachs pronosticando un rendimiento anual promedio del 3 % en términos nominales durante 10 años (1 % en términos reales). Este contexto requiere una diversificación estratégica, enfocándose en tres áreas principales.
En primer lugar, la diversificación por tamaño ofrece oportunidades en el segmento de pequeñas y medianas capitalizaciones (Smid). Este segmento es más sensible a la caída de las tasas de interés, con el 49 % de las empresas del Russell 2000 teniendo deuda a tasa variable, en comparación con solo el 9 % en el S&P 500. Además, se espera que un repunte en la actividad de fusiones y adquisiciones favorezca a las empresas medianas. Morgan Stanley anticipa un aumento del 50 % en las transacciones para 2025, gracias a un aterrizaje suave para la economía y la presión de los fondos de capital privado.
En segundo lugar, la diversificación por estilo puede resultar interesante, especialmente al recurrir al estilo de valor. Este último se beneficia de una valoración relativa atractiva, por debajo del promedio a largo plazo en EE.UU. (una desviación estándar por debajo de la media) y aún más en Europa (1.5 desviaciones estándar). El estilo de valor también está respaldado por su correlación con las expectativas de inflación, que aumentaron en 50 puntos básicos en el cuarto trimestre de 2024, y por la resiliencia de las industrias locales, menos expuestas a las tensiones comerciales.
Finalmente, la diversificación geográfica puede equilibrar las carteras. Mientras que Estados Unidos representa una asignación récord para muchos inversores, la zona euro sigue estando infraponderada a pesar de valoraciones más atractivas. Cualquier mejora en la perspectiva geopolítica, como un alto el fuego en Ucrania, o en la perspectiva fiscal, particularmente en Alemania tras las elecciones anticipadas, podría revertir los flujos de capital y estimular los mercados europeos.
Así, aunque las altas valoraciones de los mercados estadounidenses limitan las ganancias potenciales, una estrategia de diversificación dirigida por tamaño, estilo y geografía puede abrir oportunidades interesantes mientras fortalece la resiliencia de la cartera en un entorno de 2025 que parece particularmente incierto.