En los últimos años, una de las expresiones más escuchadas en los mercados ha sido «no hay otra alternativa». Cuando alguien expresaba sus dudas acerca de cómo estaba subiendo la renta variable, siempre había una persona que ponía fin a la discusión con esta frase y – con unos tipos de interés en mínimos históricos – la mayoría de las veces tenía razón.

El panorama de 2023 es radicalmente diferente. Después de afrontar un 2022 terrible – el Bloomberg Global Aggregate Index, que incluye diversos valores de renta fija global, cayó más de un 16 % a lo largo del año1 – hasta el momento, 2023 ha sido un año bastante bueno. Uno de los motivos principales es que gran parte de lo ocurrido en 2022 se debió a las medidas extremas que aplicaron los bancos centrales para hacer frente a la inflación.

La Reserva Federal de Estados Unidos subió los tipos de interés hasta siete veces, elevando la tasa de fondos federales desde el 0,25 % de enero de 2022 al 4,5 % de diciembre, su nivel más alto desde 20072. El Banco de Inglaterra llegó aún más lejos, aplicando ocho subidas de tipos durante el mismo periodo.

Esto hizo que los precios de los bonos se desplomaran y los rendimientos, que se muevan en la dirección contraria a los precios, se dispararan. A modo de ejemplo, a principios de 2022, el valor de los bonos con rentabilidad negativa presentes en el mercado ascendía 14 billones de dólares. En enero, esta cifra se había reducido a cero, siendo la primera vez desde 2010 en que no había deuda con rentabilidad negativa3.

A esto hay que sumarle que muchos inversores son ahora mucho más optimistas con respecto a las perspectivas del mercado de lo que lo eran a principios de año. Como se muestra en nuestra ‘Fund Selector Survey’ de 2023, aunque la inflación (70 %) y los tipos de interés (63%) siguen siendo las principales preocupaciones para las carteras, tres cuartas partes de los selectores de fondos también creen que la subida de los tipos de interés va a traer consigo un resurgir de los bonos.


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En parte, porque el punto de inicio es importante. Como se suele decir, la primera vez es la que más duele: lo más probable es que una subida de los tipos de interés de casi cero al 0,5 % – o incluso del 1 % al 1,5 % – afecte mucho más que una subida del 5 al 5,5 %. Esto no quiere decir que las siguientes subidas no tengan ningún impacto, pero los diferentes agentes del mercado esperan que los tipos lleguen a su punto máximo en algún momento de este año y la diferencia en cuanto al impacto en el mercado de un tipo final del 5,25 %, el 5,5 % o el 5,75 % va a ser mínima, ya que cualquiera de los tres valores está muy por encima del 0 %.
A medida que suben los tipos, el precio de los bonos tiende a bajar, lo cual supone una pérdida a corto plazo para sus tenedores. Sin embargo, unos tipos de interés más altos tienen un efecto positivo en cuanto a los ingresos generados por estos. Si los tipos de los bancos centrales suben, también lo hacen otros tipos, como el ofrecido por los nuevos bonos y, de este modo, esta subida se traduce en un mayor nivel de ingresos, que se van acumulando con el tiempo, lo que significa que los pagos de cupón también pueden reinvertirse con unos tipos más altos. Todo esto son buenas noticias para los inversores que buscan obtener ingresos de su cartera de bonos.
A principios de marzo, la curva de cupón cero de los valores del tesoro de los Estados Unidos, (que muestra la rentabilidad de los bonos en función del número de años que les queda hasta el vencimiento) presentaba la inversión más pronunciada de los últimos 42 años4, debido a que los datos económicos habían sorprendido a los inversores y cambiado las expectativas del mercado en cuanto al nivel que iban a alcanzar los tipos de interés.

Una curva de cupón cero invertida – o sea, el hecho de que los bonos a corto plazo ofrezcan una rentabilidad mayor que la de los bonos a largo plazo – se considera un indicador de recesión y normalmente se da cuando los inversores creen que lo más probable que los tipos de interés sigan subiendo a corto plazo.

Como señala Julian Dauchez, jefe de Consultoría de Carteras de Natixis Solutions: «Si tenemos en cuenta las carteras que analizamos, los inversores están favoreciendo el extremo corto de la curva de cupón cero en Estados Unidos, en Europa y en la mayoría de los mercados desarrollados. A partir de ahora, la situación irá evolucionando y, para finales de año – cuando creemos que la volatilidad del mercado de los bonos irá disminuyendo a medida que los tipos a corto plazo vayan llegando a su nivel finalv – se espera que la curva de cupón cero vuelva a subir y ofrezca oportunidades significativas en su extremo largo».
No. Si algo nos han enseñado los mercados en 2022 es la importancia del análisis fundamental. Aunque muchos de los participantes del mercado opinan que 2023 podría ser el año de los bonos, no se trata de un entorno en el que todo sea barato, ni siquiera uno en el que todos los instrumentos hayan bajado en la misma medida. La situación actual del mercado sigue siendo compleja y, aunque se pueden encontrar oportunidades, hace falta experiencia para hacerlo en medio de tanta volatilidad.
Básicamente, 2022 vino a recordarnos que, aunque los bonos y las acciones normalmente se han movido en direcciones opuestas durante los últimos 40 años, esta correlación inversa no es ni mucho menos una ley inmutable. Esto ha puesto a su vez de relieve los límites de los fondos 60/40, que hacen de esta tendencia opuesta la piedra angular de su tesis de inversión. Como consecuencia, muchos inversores están teniendo en cuenta otros métodos de diversificación.

Como explica Julian Dauchez, jefe de Consultoría de Carteras de Natixis Solutions: «Este año se espera que la decorrelación entre los bonos y la renta variable pueda ir volviendo poco a poco a medida que retrocede la inflación, pero los inversores también están adoptando un enfoque proactivo diversificando sus carteras con inversiones alternativas. Las estrategias líquidas no direccionales, así como las alternativas ilíquidas – y otras, como las infraestructuras, que ofrecen a los inversores institucionales una protección contra la inflación – son ahora muy populares entre los inversores».
GLOSARIO
  • Bono: el término «mercado de bonos» describe en un sentido amplio un mercado donde los inversores compran valores de deuda que son llevados al mercado, o «emitidos», bien por organismos gubernamentales, o bien por corporaciones. Los gobiernos suelen «emitir» bonos para recaudar capital con el fin de pagar deudas o financiar mejoras en las infraestructuras. Las empresas «emiten» bonos para recaudar el capital necesario para mantener sus operaciones, hacer crecer sus líneas de productos o abrir nuevas ubicaciones.
  • Duración: una medida de la sensibilidad de un bono a los cambios de los tipos de interés. Su monitorización permite a los inversores gestionar el riesgo de los tipos de interés en sus carteras.
  • Renta fija: una clase de activos que paga un nivel determinado de flujos de efectivo a los inversores, generalmente en forma de intereses o dividendos fijos, hasta la fecha de vencimiento de la inversión – la fecha acordada en la que termina la inversión – lo que a menudo lleva al reembolso del bono o su renovación. En el momento del vencimiento, se les devuelve a los inversores la cantidad principal que habían invertido, además de los intereses que hayan recibido. Entre las inversiones de renta fija típicas, se incluyen los bonos del gobierno, los bonos corporativos y, cada vez más en los últimos años, los bonos verdes. Los valores de renta fija pueden conllevar uno o más de los siguientes riesgos: crédito, tipos de interés (los precios de los bonos normalmente caen a medida que suben los tipos de interés), inflación y liquidez.
  • Rendimiento: una medida de la rentabilidad de los ingresos obtenidos de una inversión. En el caso de una acción, el rendimiento es el pago anual de dividendos expresado como porcentaje del precio de mercado de la acción. En el caso de los bonos, el rendimiento es el interés anual como porcentaje del precio de mercado actual
  • Curva cupón cero: básicamente, es una línea que muestra las tasas de interés – en un momento determinado – de bonos que tienen la misma calidad de crédito pero fechas de vencimiento diferentes. La curva cupón cero muestra la relación entre los rendimientos de bonos con diferentes plazos de vencimiento. Se considera «normal» cuando el rendimiento de los bonos a largo plazo es mayor que el rendimiento de los bonos a corto plazo. La curva cupón cero más utilizada compara la deuda del Tesoro de Estados Unidos a tres meses, dos años, cinco años y 30 años. Se utiliza como índice de referencia para otros tipos de deuda, como los intereses de los préstamos hipotecarios o bancarios, y para predecir cambios en el rendimiento y el crecimiento de la economía.
1 Fuente: https://www.ft.com/content/da3d4b6d-f454-475c-b886-a93585813bc6
2 Fuente: https://www.federalreserve.gov/monetarypolicy/openmarket.htm
3 Fuente: https://www.ostrum.com/en/news-insights/news/mystratweekly-january-10th-2023
4 Fuente: https://www.ft.com/content/a6c270d8-78e0-4df8-bf61-24fd6f914924

Este material se ofrece solo con fines informativos y no debe considerarse como asesoramiento en materia de inversión. Los puntos de vista expresados en este artículo pueden cambiar y no se puede asegurar que los acontecimientos se desarrollen según lo previsto en el mismo.